Isabel Pantoja está contrariada. Se siente traicionada tras haberse hecho público el desencuentro que su hermano Agustín tuvo con el equipo que la acompañó durante la gira americana.
Los estilistas, el fisioterapeuta y su sobrina Anabel quisieron detallarle las ocasiones en las que se sintieron poco respetados. Isabel escuchó con atención, pero decidió, una vez más, apostar por el único que no le ha traicionado, por ese hermano leal que no deja de cuidarle y protegerle a pesar de los pesares.
No pasaron demasiados días hasta que la conversación se convirtió en noticia. Los roces de esa convivencia, que debieron quedarse en la esfera de lo privado, se filtraron con intenciones poco claras. A Isabel ya le han contado como se desarrollaron los acontecimientos y de qué forma llegó la información hasta los periodistas.
Y, aunque en un primer momento todos señalaron al maquillador, apuntan a que fueron otros los que también se fueron de la lengua explicando a terceros cuestiones que nunca deberían haber contado. De hacerse público la identidad de uno de los correveidiles, la polémica alcanzaría cuotas verdaderamente dramáticas.
Lo que parecía anecdótico e intrascendente podría acabar siendo un escándalo de dimensiones épicas. No tardará en prenderse la mecha que haría que la tranquilidad actual sea desconcierto y desazón.
Fuente (20 Minutos)