Expertos del ministerio consideran que ya no tiene sentido obligar y sí recomendar.
Semana clave para poner fin, al menos de momento, a la pandemia y regresar de pleno a la normal, salvo algunas excepciones. El Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas se reunirán en las próximas horas (mañana, en el Consejo Interterritorial de Salud, y el jueves, en la Comisión de Salud Pública) para decidir si se elimina la obligación de llevar mascarillas en el interior de los transportes públicos, una obligatoriedad que se modificará por una recomendación.
Así lo han pedido algunas comunidades, entre ellas Madrid o Castilla y León, pero también expertos en salud pública que consideran que la situación epidemiológica, con una incidencia a 14 días en mayores de 60 años que sigue descendiendo (129 casos por 100.000 habitantes) y se prevé continuará así en los próximos días. Y, sobre todo, por la escasa incidencia en los hospitales y las ucis. Estas cifras, aseguran, justifican eliminar la obligación de llevar mascarillas en los transportes públicos, una medida que siempre puede “regresar” si la situación epidemiológica cambia, advierten las mismas fuentes.
El cubrebocas se mantendrá “durante mucho tiempo” en los centros de salud, hospitales y residencias
Esta opinión también es compartida por epidemiólogos del Ministerio de Sanidad, que consideran que ya no tiene sentido, con los datos actuales, mantener la obligación de llevar mascarillas en el transporte público cuando la mayoría de los ciudadanos están participando de actos y eventos multitudinarios donde no es preciso llevar esta prenda. La ministra de Sanidad, Carolina Darias, no se ha pronunciado ni a favor ni en contra y se ha remitido como es habitual a la recomendación que les transmitan los expertos de su departamento, incluido el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, dirigido por Fernando Simón.
Precisamente hace unos días, Simón defendió que “ahora mismo en los medios de transporte no parece muy lógico usar las mascarillas desde el punto de vista técnico” ya que muchos otros sitios donde la gente se expone a reuniones masivas, como “conciertos, bares o las fiestas de los pueblos”. Simón cree que se puede plantear eliminar esa obligatoriedad de uso en el transporte público, aunque dejando claro que si la evolución de la pandemia cambia podría ser necesario volver a instaurarla. Otros países lo han hecho y no ha pasado nada, señaló.
Algunas comunidades han expresado su malestar por una exigencia que cada día se cumple menos por parte de unos ciudadanos que poco a poco van olvidando la covid. En esta línea, el conseller de Salut, Josep María Argimon, no ha dudado en posicionarse más por la recomendación de usar mascarillas en el metro o en el autobús que por obligar a llevarla. “Tenemos un decreto que te obliga a hacer una cosa que no se hace”, señala.
Lo que sí comparten todos es que el uso de las mascarillas seguirá siendo obligatorio “durante mucho tiempo” en los hospitales, centros de salud y en residencias de mayores (trabajadores y visitantes). No hay tanta unanimidad en si seguirá en otros centros sanitarios, como las farmacias, aunque la mayoría considera que sí porque es un espacio donde se concentran personas con algún tipo de afección. Argimon ya anunció que con la llegada del otoño intensificarán los mensajes recomendando el uso del cubrebocas. Es previsible que con el fin del calor se produzca una subida de contagios de la covid y de los tradicionales virus respiratorios, como la gripe.
Pero, ¿qué previsiones hay de la covid para el otoño? Los expertos coinciden en que habrá picos de contagios, pero nada que ver con lo que ocurrido en olas anteriores. Así lo ve también Fernando Simón, quien cree que, con una “gravedad moderada” de los casos como hasta ahora, los ciudadanos podrán pasar “un buen invierno”.
Eso sí, todo depende de que no aparezcan variantes nuevas y de que la efectividad de la vacuna se mantenga.
Al margen de los espacios donde se pueda o no llevar mascarillas, las autoridades sanitarias hacen especial hincapié en que las personas vulnerables, especialmente los inmunodeprimidos, las lleven siempre cuando no se pueda mantener la distancia interpersonal o en espacios poco ventilados.
Fuente (La Vanguardia)