Un estudio publicado en la revista Nature observó que aquellos cuyo cráneo era de forma braquicefálica y los que pesaban más de 50 kilos tenían mayor riesgo de insolación.
La llegada del verano, con su consiguiente subida de temperaturas, provoca una serie de efectos no sólo en las personas, sino también en los perros. En muchas ocasiones, las mascotas salen a pasear cuando el termómetro marca máximas, lo que puede influir en su salud.
Mar Ibáñez, etóloga de Educanin, explica en el Huffington Post que la temperatura corporal de los canes «suele rondar los 39 grados y que cuando se da una insolación esta asciende a los 42. Los perros que son más mayores o los cachorros suelen ser más susceptibles de sufrir golpes de calor».
Casi no sudan
Asimismo, detalla en el citado medio que no tienen tantas glándulas sudoríparas como los humanos: «No sudan apenas y expulsan el calor y regulan su temperatura mediante la boca y la nariz. Una nariz que no esté húmeda implica una subida de temperatura corporal. Suele pasarles también cuando tienen fiebre, aunque a veces sucede cuando están en un ambiente reseco y poco ventilado».
«Algunos perros salivan mucho cuando pasan calor para tratar de humedecerse y a otros, cuando la falta de oxígeno es muy alta, se les entumece la lengua y se torna azulada. Esos son casos muy graves ante los que hay que llevarlo al veterinario», añade Ibáñez.
Pese a que pueda parecer lo contrario, el pelo no es un factor tan determinante como sí ocurre en el caso de la obesidad o las dificultades respiratorias: «El pelaje es protector contra las radiaciones solares, por eso recomendamos no rapar a los animales esta época del año. Los perros generan una especie de cámara de aire que les regula la temperatura y los mantiene frescos», afirma la experta en el Huffington Post.
Factores de riesgo
La revista Nature publicó en 2020 un estudio en el que se recogía la incidencia de enfermedades y muertes derivadas de las insolaciones en las distintas razas de estos animales. Así, se observó que aquellos cuyo cráneo era de forma braquicefálica y los que pesaban más de 50 kilos tenían más riesgo. Otros factores influyentes son la raza, el peso, el sexo o la edad.
Cómo evitar sustos
Para evitar que los perros sufran insolaciones, se deben seguir una serie de consejos: «Tienen que estar en un sitio fresco y que tenga agua fresca disponible. Es importante que tenga sombra y agua disponible, no tenerlo en sitios cerrados y evitar que esté atado, por ejemplo, cuando está en la terraza o en el jardín ya que puede estrangularse tratando de beber agua y le dificulta a veces la respiración. Por supuesto, nunca dejarlo en una terraza al sol y mucho menos encerrado en un coche», subraya Ibáñez en el mencionado diario.
Asimismo, cuando salgan a pasear deben ser trayectos cortos si se hace en horas de calor y se tiene que evitar salir a la calle cuando aprieta más el sol: «El suelo, por ejemplo el asfalto o el hormigón desprenden calor que puede afectar al animal, e incluso en algunos casos dañarle las almohadillas de las patas».
«Cuando se salga a pasear es importante ir por zonas sombreadas, con vegetación y frescas, y llevar siempre agua para darle al animal en un bebedero o una botella. Siempre temprano por la mañana o a última hora de la tarde, ya que al hacer la digestión sube la temperatura corporal y puede ser fatal», recalca la experta.
Fuente: AS