“Una joven inexperta y poco sofisticada”. Eso fue lo primero que pensó la veterana Jamie Lee Curtis cuando vio a su compañera de reparto Ana de Armas. Seguro era otra belleza latina, más exactamente cubana de raíces españolas, que aterrizaba en Hollywood para hacer papeles menores con su marcado acento al hablar en inglés. Compartieron en Knives Out (que en español se estrenó como Entre navajas y secretos, en 2019) en la que Ana interpretó un rol con el que dejó con la boca abierta a Jamie, al público y a la industria, que incluso la nominó a un Globo de Oro como la mejor actriz de una comedia o musical. “Supuse, y hoy lo digo con verdadera vergüenza, porque ella había venido de Cuba y acababa de llegar”, contó Curtis en una entrevista posterior con la revista Elle.
Hoy son buenas amigas, y Jamie se la presentó al director y productor Steven Spielberg, que por ese tiempo andaba buscando a la María de su nueva versión de West Side Story. Ana no fue la elegida, quedó la actriz de origen colombiano Rachel Zegler, pero en cambio se sacó la lotería con un premio más grande, que podría convertirse en el ‘gordo’ de su carrera: interpretar a la mundialmente famosa Marilyn Monroe en la película biográfica de Netflix Blonde, que se estrenará a finales de septiembre.
La llegada de Ana a Hollywood no fue particularmente fácil y efectivamente como lo supuso Curtis, le ofrecieron cientos de papeles como latina que ‘machaca’ el inglés; también era cierto que su pronunciación no era muy fluida y se aprendía los guiones por fonética sin dominar completamente el idioma. Esta talentosa jovencita no iba a permitir que el prejuicio la apabullara, se siente muy orgullosa de sus raíces pero no iba a permitir que la limitaran.
“La verdad fue más duro de lo que pensé –contó Ana en una entrevista en el programa de televisión El Hormiguero al recordar su llegada a Estados Unidos en el 2014–. Después de ocho años en España ya había hecho una familia allí, luego de dejar a mi otra familia en Cuba, entonces empezar de cero en Los Ángeles fue muy difícil más emocionalmente que para mi carrera. Tuve que acostumbrarme a volver a estar sola, encontrar ese sentido de hogar que no se puede comparar con lo que tenía en España. Pero me fui queriendo, completamente segura de lo que hacía y con todas las ganas”.
Ana Celia de Armas Caso nació en La Habana, Cuba, en 1988 y desde que era adolescente se interesó por la actuación. Ingresó a la Escuela Nacional de Arte de Cuba e hizo pequeñas apariciones en seriados locales. Nunca se graduó, porque la ley cubana les exige a sus graduandos tres años de servicio obligatorio con el Estado luego de terminar sus carreras, y aprovechó la ciudadanía española que tenía por el lado de sus abuelos para irse a Madrid cuando tenía 18 años. Allí afianzó sus proyectos como modelo y actriz de series: se convirtió en la estrella de El internado (2007-2010) durante seis temporadas y del drama histórico Hispania, la leyenda (2010-2012).
La primera aparición de Ana en una cinta de Hollywood fue al lado de Keanu Reeves en el thriller erótico El lado oscuro del deseo (Knock Knock, 2015), en el que interpretaba a una jovencita psicópata y descontrolada, quien junto a su amiga intenta seducir y asesinar a un hombre casado; repitió con Reeves en Exposed (2016), y luego hizo War Dogs, de Todd Phillips, con Jonah Hill y Miles Teller. En ese punto su inglés era muy incipiente.
“Estaba haciendo una escena con Miles Teller y me cambió las líneas y no podía (…), no pude hacerla. Tuvimos que volver a poner las líneas originales porque no había forma de poder decir lo que tenía que decir”, recordó en la misma entrevista.
A Ana de Armas le sobraban talentos para brillar: es hermosa, buena actriz y perseverante. Ella misma lo reconoce, también tuve suerte. Con el tiempo, sus personajes han ido escalando en importancia, dramatismo y reconocimiento: figuró también en Blade Runner 2049, Red Wasp, The Informer (Sospecha mortal), Sergio, The Night Clerk, Deep Water, James Bond: sin tiempo para morir, que la puso en la codiciada lista de las chicas Bond y para la que trabajó para no convertirse en una mujer ‘florero’, para lo cual trabajó de cerca con Phoebe Waller-Bridge, la artífice de la divertida serie Fleabag.
“Me pareció refrescante y algo diferente a lo que hemos visto en otras películas de James Bond”, detalló en su momento De Armas en una entrevista con la agencia Efe.
Hace un par de semanas se estrenó en Netflix El hombre gris, la más reciente apuesta de acción de la plataforma, en la que Ana comparte protagonismo junto a Chris Evans y Ryan Gosling.
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Claro que su mayor reto está en camino y por lo que se ha visto en las primeras imágenes promocionales su compromiso, tanto físico como emocional y actoral, ha sido hasta el fondo. Convertirse en la figura de Marilyn Monroe podría ser su consagración.
“Es que esto va más allá de hablar bien en inglés, tiene otra connotación, es el acento, es la época, es una persona real de la que todo el mundo ha escuchado hablar, es un ícono, una voz muy específica. Fue otro nivel de exigencia”, agregó. Dirigida por el australiano Andrew Dominik, Blonde es una película biográfica con tintes de ficción que pone a la hispanocubana en los pies de la diva más grande de todos los tiempos.
Los romances de Ana de Armas también han sido muy sonados en los medios de España y Estados Unidos: casada y divorciada del actor Marc Clotet en el 2011, se sabe de sus relaciones con el director y guionista español David Victori, el agente de talento estadounidense Franklin Latt, el pintor cubano Alejandro Piñeiro Bello, y con el actor y cineasta estadounidense Ben Affleck, a quien conoció en el set de Deep Water, y con quien estuvo durante un año hasta que ella finalizó el compromiso. “Estaban en diferentes momentos de sus vidas; hay un profundo amor y respeto”, comentó un conocido de la pareja al momento de la ruptura el año pasado. Después, la actriz dejó Los Ángeles porque no podía soportar más el agobio de los paparazis.
Los ojos del mundo se posan sobre la actriz, pero ella está segura de que lo mejor está por venir y de que su huella en la meca del cine apenas empieza: “¿En Hollywood? ¡Me queda todo por hacer!”, dice.
Fuente (El Tiempo)