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Arbolado en lugar de cemento para recuperar el tramo final del Jardín del Turia

El Parque de Desembocadura, impulsado a través de un concurso de ideas por el anterior gobierno progresista de Compromís y PSPV y cuyo diseño se adjudicó en marzo de 2023 a la propuesta (Con)fluir liderada por el arquitecto valenciano Carmel Gradolí, coge impulso tras varios meses de indefinición. El nuevo gobierno, que ha bloqueado o directamente anulado otros planes de renaturalización de la anterior corporación, ha ratificado el proyecto coincidiendo este jueves la ceremonia de apertura de la Capitalidad Verde. El Parque de Desembocadura vendrá a completar 30 años después el plan especial del Jardín del Turia de Ricardo Bofill y será el hito de la recién estrenada capitalidad verde de València.

 

Con un presupuesto global de 35 millones de euros, el Parque de Desembocadura, paradójicamente sin salida directa al mar ya que acabará en un bosque urbano, se ejecutará en tres fases. La primera será la del tramo que va desde el puente de Astilleros hasta Natzaret, que costará 16,7 millones de euros, de los que el puerto aportará 13. El concejal de Desarrollo Urbano, Juan Giner, anunció esta semana al equipo de Gradolí que se adjudicará en breve la redacción del proyecto de ejecución del primer tramo, donde se mantendrá el agua y en el que se eliminará parte de la obra dura de los taludes para poder plantar arbolado y generar itinerarios transitables.

 

El proyecto definitivo debe estar redactado a finales de este año para poder empezar a ejecutar las obras. A juicio del arquitecto, cuyo despacho ya se encargó del desarrollo del Parque de la Rambleta, la capitalidad verde «va a dar visibilidad al proyecto del Parque de Desembocadura» y espera que sirva para impulsar más renaturalizaciones porque «la ciudad las necesita». Otras como Vitoria ya se han adelantado. La capital vasca, que fue «green capital» en 2012 está rodeada de un anillo verde en el que es posible ver ciervos». «La transformación de esta ciudad ha sido algo de muchos años y también de un cambio de la cultura urbana».

Tramo del final del cauce que se va a renaturalizar coincidiendo con la capitalidad verde

Tramo del final del cauce que se va a renaturalizar coincidiendo con la capitalidad verde

 

Un balcón arbolado para camuflar el muro del puerto

El Parque de Desembocadura resolverá el encuentro del río con el puerto con un «balcón arbolado» que conectará las dos riberas y camuflará al menos en parte la frontera con el recinto industrial. Los actuales e inaccesibles taludes de hormigón construidos por el puerto para encauzar el agua que llega hasta el recinto (procedente de sobrantes de l’Oceanogràfic, del colector urbano y de acumulación de aguas pluviales) se levantarán al menos en parte y se sustituirán por taludes naturales con vegetación y arbolado. La ciudad y la naturaleza avanzarán sobre terreno portuario para conectar el tramo final con Natzaret. Gradolí asegura que la regeneración del tramo final del río es también una reparación histórica al barrio de Natzaret que perdió su playa en los años 80 por la ampliación sur del puerto.

 

La descontaminación del agua del tramo final dependerá de la construcción de varios tanques de tormentas, en el Grao y la calle Ibiza, que frenarán el primer vertido de aguas pluviales contaminadas al río. La alcaldesa, Mª José Catalá, también ha pedido a los arquitectos que contemplen en el proyecto la construcción del tramo final del colector norte (un proyecto que el anterior gobierno aparcó) que iría por debajo del parque así como el soterramiento de las vías del tren, que Gradolí, asegura, ya se daba por supuesto en el diseño inicial. Sobre la calidad del agua, Gradolí comenta que «es la que es» y su mejora depende de la construcción de los tanques y de la reducción de los vertidos. «Desde luego no será nunca agua mineral, pero eso ocurre en otras ciudades». «Eso no ha impedido que el Manzanares se haya convertido en un parque urbano o que en el Sena se vayan a celebrar pruebas olímpicas».

Ajustes en el proyecto

 

El gobierno del PP y Vox también quiere que a la hora de diseñar el tramo del jardín que corresponde al PAI del Grao se tenga en cuenta la prolongación del paseo de la Alameda, un eje de tráfico que la anterior concejala de Desarrollo Urbano suprimió en aras de una mayor renaturalización del frente marítimo. Está por ver cómo se afinarán otras propuestas del diseño (Con)fluir que prevé la reducción de carriles de tráfico en el puente de Astilleros.

El concurso internacional de ideas del Parque de Desembocadura para la ordenación de los tramos finales del antiguo cauce del Turia contempla la recuperación ambiental de 245.000 m2 de superficie. El ámbito del concurso va más allá del Parque de Desembocadura (85.000 m2) propiamente dicho y abarca los dos tramos pendientes aguas arriba del puente de Astilleros, hasta l’Oceanogràfic, incluyendo así la ordenación del final de Alameda y el PAI del Grao. El presupuesto de la ejecución de los tramos finales del antiguo cauce.

El Parque de Desembocadura es fruto del convenio suscrito en 2018 por el Ayuntamiento y la Autoridad Portuaria de València para dignificar la frontera entre el puerto y la ciudad y forma parte, por otro lado, junto con la Ciudad Deportiva del Levante (95.000 m2) del plan especial zona sur 1 del Puerto de València (“plan Natzaret”).

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