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Veto a las plantas bajas en la zona cero

Los municipios afectados por la dana prohíben convertir bajos comerciales en viviendas así como nuevas construcciones a cota cero como medida de prevención ante futuras riadas.

Los ayuntamientos de l’Horta han tomado nota de la dana para, dentro de sus posibilidades, tratar de tomar medidas con el claro objetivo de prevenir que nueva barrancada cause daños materiales y sobre todo humanos. Y una de esa acciones es prohibir la concesión de licencias para convertir viejos bajos, por ejemplo comerciales, en vivienda, así como para inmuebles en planta baja de nueva construcción, siempre y cuando no dispongan de una primera planta comunicada con la inferior para poder resguardarse.

El Ayuntamiento de Aldaia ha elaborado un documento en el que define los criterios de protección de su población en caso de inundabilidad. La instrucción establece una serie de medidas que reduzcan la vulnerabilidad de las personas, mejoren su autoprotección y rebajen las pérdidas materiales.

Aldaia fue uno de los municipios golpeados severamente el pasado 29 de octubre. El desbordamiento del barranco de la Saleta inundó decenas de calles de la localidad de l’Horta Sud causando pérdidas millonarias en patrimonio municipal y particular de miles de vecinos. El temporal también dejó seis víctimas mortales.

 

El consistorio reconoce el aumento de las solicitudes de cambio de uso para convertir bajos comerciales en viviendas. Esta circunstancia es atribuible a la carencia de oferta habitacional así como al declive de la actividad comercial local. En este sentido, puntualiza que este cambio de uso está contemplado en el PGOU de Aldaia de 1990, pero la administración local no oculta su alta preocupación por lo ocurrido el 29-0 y reconociendo que una barrancada como aquella puede volver a producirse. Además, apunta que el episodio sufrido hace más de nueve meses puso de manifiesto que la inundabilidad de distintas zonas del pueblo es superior a las que contemplaban el Sistema Nacional de Cartografía de Zonas Inundables o del Plan de Acción de la C. Valenciana (Patricova).

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Sam Latorre

‘Zona seca’ y chalecos salvavidas

De ahí que el ayuntamiento haya definido negro sobre blanco los condicionantes para permitir actuaciones urbanísticas, ya sean nuevas o sobre existentes, en todo el mapa afectado por la dana de octubre de 2024. Así, la instrucción obliga a disponer de acceso a plantas superiores a través de una escalera interior. Si esta alternativa no fuera posible será necesario disponer de un acceso a una ‘zona seca’, que se define como una estancia a mínimo 2,20 metros de altura y con una superficie de un metro cuadrado por ocupante, que considera el mínimo en dos personas. También se requiere que los cuadros eléctricos o calderas, por ejemplo, se instalen 70 cm por encima del forjado de la planta baja para evitar perder los suministros. Por último, se aconseja disponer en la vivienda elementos como balsas o chalecos salvavidas que permitieran a los residentes afrontar una posible avenida y flotar sobre el agua.

Además de los criterios anteriores, que considera de obligatorio cumplimiento, Aldaia apuesta por una serie de medidas para tratar de mitigar la entrada de agua en una vivienda en planta baja o al portal del edificio. Así, apunta a la colocación de barreras en puertas y protecciones en ventanas, ya sean de carácter temporal o permanente, mientras que en el interior de los inmuebles se aconsejan zócalos resistentes al agua o revestir las paredes con material contra inundaciones, así como maderas que aguanten la corrosión.

Massanassa

Por su parte, el Ayuntamiento de Massanassa ha sometido a exposición pública la modificación de las normas urbanísticas del PGOU, pero adpatándolo a futuras inundaciones. Así, el documento define nuevas zonas de crecimiento, la regulación del aparcamiento o las áreas de ocio. En el texto, el consistorio reconoce que la inundación que sufrió el municipio en su totalidad, «con cotas mucho más elevadas» a las previstas en mapas del ministerio y de la consellera, «aconsejan replantearse autorizar la construcción de viviendas en planta baja». Por tanto, reconoce que tras el 29 de octubre, la realidad climática «urge a que las nuevas viviendas que se construyan se encuentren en una cota que no pueda alcanzar el agua». En este sentido, el nuevo urbanismo de Massanassa determina que los usos residenciales contemplados en el plan (desde vivienda particular al uso turístico) «no se podrán instalar en planta baja, salvo que estén directamente conectados con la planta superior y que los dormitorios se esncuentren a más de tres metros sobre la cota de la acera».

Albal no dará licencias de obras en las calles más afectadas por la dana

Albal no dará licencias de obras en las calles más afectadas por la dana / Francisco Calabuig

Albal cerca 15 calles

Por su parte, el Ayuntamiento de Albal aprobó en el pleno de junio por unanimidad suspender las licencias para cambios de uso de locales a viviendas y nuevas casas en planta baja en la zona más afectada por la dana a efectos de modificación del plan general de urbanismo. La medida afecta a las calles: Pintor Segrelles; Joan Miró; Molí Cremat; San Carlos; Regne de Valencia; Santa Ana; Plaça del Mercat; Calle Iglesia; Virgen de los Ángeles; Llengua Valenciana; Colón; de les Escoles; Alcàsser y avenida Padre Carlos Ferris. Todo el suelo afectado por esta nueva normativa es urbano y además de suspender licencias y cambios de uso, se limita también dar cédulas de garantía urbanística en inmuebles de estas características.  El concejal de Urbanismo de Albal, Valero Eustaquio Juan, matiza que se trata de «una propuesta temporal», pero reconoce que, tal y como está redactado el plan general de Urbanismo, construir viviendas en planta baja en esta zona del municipio, «puede dar problemas si viene otra dana, pues hay plantas bajas que no tienen salida y pueden suponer una ratonera».

Sedaví también se suma

El último en sumarse a esta iniciativa ha sido el Ayuntamiento de Sedaví, también severamente afectado por la dana, que en un acuerdo de su Junta de Gobierno del pasado 1 de agosto aprobaba suspender la tramitación y concesión de licencias, así como de cualquier título habilitante, de cambio de uso de local comercial a vivienda y la implantanción de nuevas viviendas en planta baja que no puedan ubicar los dormitorios en planta primera o superiores. La restricción afecta a todo el término municipal, y el consistorio pretende durante el tiempo que dure la suspensión, estudiar y reformar la ordenación urbanística. La congelación de permisos no afecta a las solicitudes que se presentaron con antelación al 1 de agosto, siempre que en el momento de la suspensión cuenten con toda la documentación preceptiva para su tramitación.

La calle Almassereta en Picanya mira al barranco y fue una de las más perjudicada en la dana.

La calle Almassereta en Picanya mira al barranco y fue una de las más perjudicada en la dana. / Germán Caballero

Picanya y el linde del Poyo

Cabe recordar que Picanya también suspendió las licencias de obras durante dos años, pero únicamente en dos calles, Almassereta Baixada del Realenc, las dos junto al barranco del Poyo a su paso por el municipio de l’Horta Sud que destrozó viviendas enteras en la dana del pasado 29 de octubre de 2024. Se trata de una medida «cautelar«, tal como insistía el alcalde Pepe Almenar, y lo único que busca es dar solución al futuro de las edificaciones junto al barranco para salvaguardar la seguridad de «todos los vecinos y vecinas». Tal como explica Almenar, «los cambios de ordenación urbanística después de la dana no dependen solo del ayuntamiento, sino también de otras administraciones que tienen que indicar soluciones teniendo en cuentala seguridad de la zona».

FUENTE / LEVANTE

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